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martes, 26 de octubre de 2021

LIBROS PARA PASAR UN RATO DE MIEDO LEYENDO

 EN ESTA SEMANA DE HALLOWEEN TAMBIÉN EN LA BIBIOTECA OS ESPERAN LIBROS PARA PASAR UN RATO DE MIEDO







                                                                        MÁS LIBROS

lunes, 25 de octubre de 2021

ÚLTIMAS NOVEDADES

APROVECHAMOS  LA CELEBRACIÓN  DEL DÍA DE LAS BIBLIOTECAS PARA PRESENTAROS  LAS ÚLTIMAS NOVEDADES DE LIBROS QUE OS ESTÁN ESPERANDO EN NUESTRA BIBLIOTECA







BIBLIOTECAS PARA LEER, APRENDER Y DESCUBRIR






domingo, 24 de octubre de 2021

24 DE OCTUBRE DÍA DE LAS BIBLIOTECAS

UN AÑO MÁS RECORDAMOS LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DE LAS BIBLIOTECAS 


La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración del Día de las Bibliotecas, este 24 de octubre de 2021.

Desde el año 2019 se incorpora el lema 'Aptas para todos los públicos', que estará presente en todas actividades que se pongan en marcha. Además, la celebración del Día de las Bibliotecas tiene desde este momento un hilo conductor diferente cada año.

Bibliotecas: leer, aprender, descubrir

La edición de este año, bajo el lema “Bibliotecas: leer, aprender, descubrir” se centra en destacar el papel de las bibliotecas de diferente tipología como espacios libres, diversos y abiertos para el acceso a la cultura y el conocimiento, a partir de la lectura y del conjunto de recursos que permiten el aprendizaje y posibilitan el descubrimiento de otras ideas, otras personas, otras culturas y otros mundos.

Ventanas para leer

En esencia, las bibliotecas son una ventana abierta a la lectura. Una lectura que va más allá del edificio de la biblioteca, pues permiten llevar la lectura allí donde estén sus usuarios, gracias al préstamo y ahora más que nunca a los servicios de préstamo a través de diferentes plataformas digitales. Buscamos promover, difundir y celebrar todos estos servicios de las bibliotecas que nos acercan a la lectura.

Espacios donde aprender

Todas las tipologías de bibliotecas, públicas, escolares, universitarias, especializadas y nacionales y regionales constituyen espacios de aprendizaje a todos los niveles. Ofrecen una amplia variedad de herramientas y servicios que buscan impulsar el aprendizaje tanto individual como colectivo, con el objetivo de que los ciudadanos puedan adquirir nuevos conocimientos transformadores que permitan generar cambios en el ámbito académico, profesional, personal y de ocio.

Lugares para descubrir

Pero no solo se trata de la adquisición de conocimientos, sino también del enriquecimiento personal: abrir la mente, generar nuevas ideas. Es importante visibilizar las bibliotecas como lugares de descubrimiento que permiten conectar con otras personas de la comunidad y con lo desconocido. Para ello se incluyen en las bibliotecas nuevos espacios, actividades y usos que les permiten afianzarse como un servicio esencial para la ciudadanía.

El cartel de este año lo ha diseñado la ilustradora extremeña MAYTE ALVARADO.


El pregón lo ha realizado  escritor extremeño JUAN RAMÓN SANTOS

DÍA INTERNACIONAL DE LAS BIBLIOTECAS 24 DE OCTUBRE DE 2021
 
Palabras menores, uno de mis primeros libros, contiene un relato titulado «Biblioteca» cuyo protagonista es alguien empeñado en encontrar el orden ideal para su colección de libros. Al final –y disculpen que destripe el microrrelato– descubrimos que la persona en cuestión solo tiene tres libros que se obstina en colocar una y otra vez siguiendo distintos criterios, en busca de una innecesaria perfección, quizá solo por el placer de contemplarlos, de tocarlos, de tenerlos entre las manos. Ese cuento, escrito en clave de humor y que pretende sorprender, es en realidad un discreto homenaje al libro, pero también a una época, la de mi infancia en la que era un artículo escaso, casi de lujo, que apenas recibíamos por Reyes, cuando cumplíamos años o como recompensa, alguna vez, por haber sacado buenas notas, con una frecuencia y en una cantidad absolutamente insuficientes para niños, como yo, hambrientos de lectura. Fue en esa época, una tarde de noviembre, animado por mi amigo Alberto Gaitán, que estimaba que 5º de la lejana EGB era un curso difícil, crucial, que exigía de nosotros rigor y empeño en el estudio, cuando descubrí la Biblioteca Municipal de Plasencia. Esa tarde se abrieron para mí las puertas del Paraíso. Tardaría luego muchos años en volver a estudiar, como era nuestro propósito aquella primera tarde, en el silencio vigilado de la biblioteca, pero desde que ese día me hice el carné de socio y saqué en préstamo una biografía infantil de Cervantes –mi amigo y yo, serios, circunspectos, decidimos que lo oportuno, en tan trascendental momento, era una lectura de provecho–, se convirtió para mí en lugar de peregrinación semanal, normalmente varios días por semana, en alguna ocasión, incluso, varias veces por día. Sin esforzarme, aún puedo vislumbrar entre sus abarrotadas estanterías al niño que, agotadas las aventuras de Los Cinco o Los Siete Secretos, descubría, en un majestuoso tomo de color verde aceituna, la Ilíada de Homero, o el mecanismo de relojería de El escarabajo de oro de Edgar Allan Poe, o el remordimiento angustiante de Raskólnikov en Crimen y castigo, al adolescente que se sentía, con Herman Hesse, un lobo estepario, con Albert Camus, un extranjero, y también al joven que, atrapado ya para siempre en las encantadoras redes de la literatura, fatigaba los anaqueles buscando cuentos de Borges o Cortázar, poemas de Benedetti, las novelas cínicas, despiadadas, de Thomas Bernhard o la prosa suculenta de Gonzalo Hidalgo Bayal, siempre bajo la tutela gruñona y cariñosa de Felisa, la bibliotecaria, a la que con el tiempo convertiría, en otro merecido homenaje, en personaje de ficción, en una novela, El tesoro de la Isla, que habla, precisamente, del fascinante descubrimiento de los libros. Allí, en tardes de lluvia otoñal o relucientes mañanas de verano, descubrí títulos que me fascinaron, que devoraba muerto de sueño entre las sábanas o en madrugones hambrientos de lectura, y cuyo eco aún resuena en mi memoria, libros que me han acompañado siempre, libros que están detrás, sin duda, de cada palabra que he escrito, de estas que escribo hoy más que de ninguna otra. Hoy, treinta y cinco años después, los libros son, por suerte, un artículo más asequible, que abarrota muchas de nuestras casas, que acumulamos y que incluso, a veces, llega a estorbarnos, pero, aun así, o precisamente por eso, por ese exceso, y sobre todo por los torrentes de información que nos inundan sin cauce a través de las pantallas, las bibliotecas siguen siendo lugares absolutamente necesarios, lugares de encuentro entre libros, lectores y bibliotecarios, lugares en los que, con la ayuda de exploradores más avezados, aprender a desbrozar y a abrirse cada cual su propio camino por la apasionante selva de las palabras, lugares en los que perderse, en los que encontrarse, en los que disfrutar de una historia de amor, de todo un idilio con la lectura. Por todo ello, este 24 de octubre, Día Internacional de las Bibliotecas, con muchísima emoción, y con todo mi agradecimiento como usuario, tantos años, de este fabuloso regalo que son las bibliotecas públicas, feliz día, felices libros y larga vida a las bibliotecas y a los bibliotecarios. 
                                                            
                                                                                               Juan Ramón Santo