viernes, 10 de octubre de 2025

24 DE OCTUBRE, DÍA DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR

 DÍA DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR 2025


Como viene siendo habitual, la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil celebra del Día de la Biblioteca Escolar. En esta ocasión, el pregón ha sido elaborado por el escritor Francisco Díaz Valladares y el cartel diseñado por la ilustradora Violeta Monreal.






Día de la Biblioteca Escolar 2025

Yo crecí sin biblioteca, pero no sin lecturas. En el pueblo donde me crié, no había biblioteca,
y mucho menos bibliotecas escolares. Los libros eran tesoros escondidos: algunos estaban en casa
del cura o en la del rico terrateniente, pero, para la mayoría de los niños, un libro era algo casi mágico.
Quizás por eso ahora los llamo las cajitas de los sueños. En los años cincuenta, los escolares solo teníamos un libro: la famosa Enciclopedia Álvarez. Con ella aprendíamos a leer, a escribir, matemáticas, historia...Todo en un tomo. (Cuando les cuento a mis nietos que yo iba al colegio con un solo libro, un cuaderno y un lápiz, se quedan alucinados). Pero aquellas lecturas diarias, que a veces nos resultaban tan pesadas, consiguieron que muchos de nosotros nos enamoráramos de las palabras.
En aquella época, como he señalado antes, no había bibliotecas y había pocos libros. Sin embargo, la vida es sabia, y unos objetos maravillosos —los tebeos— suplieron esa carencia. 
¡Y vaya aventuras que vivimos con ellos! Los tebeos fueron nuestro ABC de la fantasía: Roberto Alcázar y Pedrín, El Capitán Trueno, El Jabato... Cada miércoles esperábamos con ansia la llegada de nuevos números. Con ellos aprendí a ser valiente, a ponerme siempre al lado del más débil y a soñar con mundos lejanos.

Una Navidad, cuando aún no había entrado en el instituto, un Rey Mago (seguro que fue Melchor,
mi favorito) puso en mis manos el primer libro: Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne.
¡¡¡Un libro!!! Un tebeo gordo. No solo tenía dibujos, sino montones de letras que me llevaron, de manos del Capitán Nemo, a viajar en el Nautilus por las profundidades de los océanos. Creo que me lo llegué a aprender de memoria. Y Melchor, que se dio cuenta de lo feliz que me había hecho aquel objeto, unos meses más tarde —aunque ya no estábamos en Navidad—, me regaló otro tesoro: un Quijote, Don Quijote de la Mancha, adaptado para niños. Así conocí a ese loco maravilloso que cabalgaba junto a Sancho Panza. Y ahí empezó todo. Desde entonces nunca he dejado de soñar entre páginas.

Con los años, mi biblioteca, que empezó con aquellas dos novelas, fue creciendo. Al principio, solo
unos pocos libros juveniles (los tebeos gordos): Tom Sawyer, Los Cinco..., pero cada uno suponía
para mí un nuevo viaje, una nueva ilusión, otra aventura. Hoy, cuando visito colegios y veo sus
bibliotecas repletas de colores y libros hasta el techo, me emociono. ¡Qué suerte tienen los niños
de ahora! Y es que, además de lugares llenos de libros, las bibliotecas escolares, en cuanto entra un lector, se convierten en naves espaciales, castillos encantados, mapas de libertad...
Me impresiona también que, a diferencia de lo que ocurría en determinadas épocas, los libros ya no
están en cajas de cartón o en vitrinas cerradas con llave. Me encanta ver esas estanterías abiertas,
accesibles a los alumnos donde cualquiera puede sacar un libro sin mayor problema que comunicárselo a la encargada.

Y es que cada libro que saca un niño de una biblioteca, es una puerta abierta a otros mundos, a otros planetas, a otras galaxias, ... Por eso hoy celebramos este día. Porque los libros nos hacen crecer, nos hacen soñar y, sobre todo, nos hacen felices. Así que abramos bien los ojos. Las bibliotecas están llenas de magia esperando por nosotros. ¡Vayamos a descubrirlas!

¡Feliz Día de la Biblioteca Escolar!

Francisco Díaz Valladares